Nacar

El Nácar es usado desde hace muchos siglos para la preparación de joyas preciosas y de objetos de arte. En China se descubrió varios siglos antes de la era cristiana que insertando pequeñas figuras al interno de un molusco todavía vivo era posible en breve tiempo obtener las figuras completamente cubiertas de Nácar. Estas pequeñas esculturas representaban las divinidades y en la esperanza que trajeran suerte a los hombres, se las colocaba al interno de los templos religiosos.
El antropólogo estadounidense Carlos Castañeda explicó que los indios Yaqui de México acostumbraban llevar collares de Nácar llamados “hopo’rosim” los cuales – según sus creencias – los protegían de todo mal.
En los años 20 del siglo XX fueron abiertas las tumbas de Babilonia y entre los hallazgos emergió un rico tesoro en Oro, Plata, Piedras Preciosas, como también exquisitos ornamentos de madera e instrumentos musicales recubiertos de Nácar.
Durante el reinado de Elizabeth I de Inglaterra la demanda de Nácar creció de manera increíble y fue usada para la producción de una enorme diversidad de joyas. Todavía hoy el Nácar es muy amado, sobre todo en la industria de la relojera, como así también en la producción de objetos de arte, botones y decoraciones con incrustaciones.
Existen diversas variedades de Nácar. Muy difundida es la variedad de la concha perifera, que puede llegar a pesar hasta 5 kg. El color de base es normalmente blanco, con excepción del Nácar Tahitiano que es más oscuro. Muy particular es el Nácar de las conchas neozelandesas Paua. A causa de la espectacularidad de sus colores, de su increíble iridiscencia, de las tonalidades de azul y verde intenso, casi fosforescente se asemeja al Ópalo Negro, por ello a estos Nácares se los llama también Ópalos del Mar.
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